Disponer de herramientas en los primeros años de la infancia y acompañar e informar a las familias es clave.
La única prueba validada en la actualidad para diagnosticar a los niños con trastornos del desarrollo del lenguaje se realiza a partir de los cinco años. Una edad tardía ya para detectar un trastorno que se manifiesta en el 8% de la población. Desde la Universidad de Oviedo se ultima una prueba, que ya se testeó antes de la pandemia en las escuelas infantiles de Gijón / Xixón, y que permitirá adelantar los diagnósticos, como explica Verónica Martínez, doctora en Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad de Oviedo.

El diagnóstico precoz es fundamental, porque los trastornos pueden derivar no solo en problemas de aprendizaje o comprensión. La dificultad para comunicarse también conlleva problemas emocionales, para relacionarse socialmente o de conducta. Lo explica Esther González, presidenta de la Asociación del Trastorno Específico del Lenguaje de España (Asteles).

Fundamental también el acompañamiento y asesoramiento a las familias, que muchas veces no saben a qué se enfrentan. De ahí el primer encuentro nacional entre familias y profesionales que se ha celebrado durante todo el fin de semana en Cangas del Narcea, como cuenta Olga Gutiérrez, presidenta de la Asociación del Trastorno Específico del Lenguaje de Asturias (Atelas).